Cuento de enanos
Hay un tanto de cuento de enanos en
nuestra vida. Si hay brujas , hadas del bosque y pociones mágicas.
La Magia no es razón ,
aparece en los bosques, caminamos por sus laberintos, por sus
sortilegios, por sus claros y sus emboscadas,
tenemos enanos y jorobados,
estrellas y perlas .
Que es la Suerte sino
Magia favorable al andar por las tablas sobre el abismo
Es magia los encuentros
que tuvimos antaño y luego los sometemos a química voluntariosa o
fantasiosa, pero se hacen realidades. Estas realidades son alquimia
que fabricamos que tenemos el gran don de fabricar.
Creamos colores de
ánimos, y tristezas y alegrías, casi a voluntad; despilfarrando el
milagro por falta de fe .
Saltan chispas de
simpatías y la tribu con sus vecinos formaron la fiesta, el júbilo
inenarrable, y salta la Magia sobre las cabezas, brotan las fuentes
cantarinas , salen a relucir los corales y madreselvas , cantan los
resortes de las músicas humanas. Las músicas vuelve Mágica la
alameda, enlaza sueños , adquieren esperanzas, se mecen en la danza.
La danza electrifica los pies, ellos bailan solos y vuelan rasante ,
preguntan por los ritmos, enlazan los poemas que salen y despiertan,
cosen , hilan y juegan.
Todos juegan en sus ojos,
con sus ojos, con sus espiritus, con los otros , todos se conocen
cuando bailan en tropel, todos se armonizan buscando sus ojos
A solas vuelve la
soledad, con sus Magias negras, con sus sombras de envidia y avaricia
, cuenta como caen las monedas, en saco roto en abismo de tristeza,
el abismo gira, devora , todo lo traga .
Dice la magna ciencia,
que la humanidad bien pudo nacer de una equivocacion , que vino del
fondo estelar, que se desarroló no por evolucion sino por azar , por
accidente , y la magia nos parió. Vinieron los azarosos
cataclismos, edades de hielo, montañas de lava, llovieron los mares
del espacio y salieron dragones del mar para tostarse en las playas ,
guiñar los ojos a las dragonas y llevarselas al cruce de los mares
desde donde brotan los miles de colores cada día de azul
verdoso en sus escamas
Jose de Fontoura