Niños

Niños

—¿A donde van los pensamientos cuando no pensamos en ellos?
—¡Que pregunta hijo! No se van a ningún lado. Siempre están en la cabeza.
—¿Por qué no los escuchamos cuando dormimos?
—Es que no hablan con palabras como nosotros.
—Mamá, yo creo que cuando no pensamos están en otro sitio con sus amigos. Tendrán bosques para pasear. Y bicicletas, patinetes y...
—¡Calla tonto! No son reales como una pelota o un niño.
—¡Sí son de verdad, mamá! Cuando pienso en pegar a Jorge porque me da patadas. Eso es verdadero.
—Pero tú no piensas en pegar a Jorge. Ya sois amigos.
—¿Dónde se ha ido mi pensamiento malo?
—Está contigo pero no lo oyes.
—Seguro que los pensamientos viven en otro país. Los malos en una ciudad y los buenos en otra. Viajan a las cabezas y entonces pensamos. Y cuando no, vuelven a sus casas.
—Anda, vete a jugar ¿Ahora que te pasa? ¿Por qué lloras?
— Pienso que mis pensamientos no tienen mama. Están solitos en sus casas.
Y me da mucha pena...
El niño llora por la orfandad de los pensamientos. La madre no puede consolarle. No existen palabras para nombrar los miedos más profundos.
/*-----script funcionamento buscador cabeceira Minerva Aurora-----*/